Cuando cumplí mis 15 años tuve la sensación de que era invisible dentro de la sociedad y que eso significaba no hacer ruido para que no se dieran cuenta que existía. No debían enterarse que ocupaba un espacio y que era un posible generador de energía de ideas. Por eso en esa época me incline por la religión, para buscar en un Dios todas las respuestas. Los grupos de conocidos, con los cuales nos reuníamos todos los días, sólo pasábamos el rato con cosas abstractas. Además por esa época también me embarque en la búsqueda de una pareja para enamorarme, esto fue para mi un objetivo trascendente. Con sorpresa me di cuenta que no era el único, muchos adoptaban la misma actitud. ¿Faltaban ideas?¿Faltaban ganas de cambiar lo que estaba mal en este mundo?. Creo que había muchas ideas y muchas ganas de cambiar las cosas que funcionaban mal, lo que realmente faltó fue orientación, como la que dan una brújula o un GPS. Dicho escenario en la línea de tiempo se ubica a partir de la década de los 60 y creo que aún existen escenarios similares y que no estan en un lugar determinado de nuestro planeta. Podrían estar en cualquier país de los cinco continentes. Soy consciente que algunos jóvenes, ayer y hoy, no tienen la opción de ser invisibles porque no tienen resueltas sus necesidades básicas (Nivel 1 pirámide de Maslow).
Para entendernos, los que están en el nivel 2 o más arriba, hoy tienen tecnologías que hace 15 años eran sólo tema de las películas de ficción, pero esta situación no cambia el escenario ni el tipo de actitud que adoptan, como por ejemplo, ¡ser invisibles!. Tanto ayer como hoy los jóvenes tienen que resolver una ambigüedad ¿Soy feliz, o lucho para cambiar las cosas que funcionan mal?. O ¿Soy invisible en mi sociedad o me vuelvo visible y comprometido?. Esa es la palabra “compromiso”. ¿Como se orienta a un joven para que se comprometa con lo que él sabe con certeza o sólo intuye que puede cambiar?. Hoy como ayer, la mayoría prefieren ser invisibles, porque la sociedad penaliza a quién se vuelve visible, con obstáculos grandes y difíciles de pasar e injustificables injusticias. Las opciones no son muchas, 1) Se elige intentar ser feliz individualmente (uno mismo) o en pareja o en familia o 2) Se renuncia a la felicidad individual o en pareja o en familia y se compromete con una causa.
Para todos aquellos que hemos elegido la opción 1) va el siguiente vídeo, que llego hasta mi gracias a Mónica:
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