Influencias Negativas
Generalmente a ellos no les importan los demás, ni sus emociones, ni sus sentimientos, sólo existen ellos y juzgan y sacan conclusiones y aconsejan desde su pequeña visión de la vida. Creo que todos alguna vez hemos tenido la mala suerte de necesitar de este tipo de personas, ya sea por una razón académica, una razón profesional o simplemente por una razón de incertidumbre. Este tipo de personas pueden ser, un maestro, un jefe, un especialista, un reconocido personaje en su habilidad o simplemente un conocido. Se comportan como unos engreídos y en apariencia lanzan sus consejos o conclusiones como honestos benevolentes que lo hacen pensando en nuestro bienestar futuro. Y así sin más, nos dicen en la cara, sin anestesia, que somos mediocres en lo que nos estamos formando o que no calificamos para lo que queremos alcanzar o que no tenemos lo que tenemos que tener para el nivel que nos pusimos como objetivo y que deberíamos dedicarnos a otra cosa o buscar otros caminos. Siempre sus bocas arrojan esa hemorragia de palabras evaluando nos desde puntos subjetivos, por eso le dan importancia a nuestro color de piel, a nuestro idioma nativo, a nuestro color de pelo o a como vestimos, pero nunca califican nuestra verdadera capacidad o potencial o carrera. Estas conclusiones hacen dudar a cualquiera y hieren dolorosamente nuestra autoestima, porque admirábamos a esas personas y porque estaban en niveles más altos que nosotros y valorábamos su palabra. Ellos piensan que la posición les da perspectiva y juicio absoluto sobre nuestros futuros, con pocas referencias nuestras. No importa si su valoración o evaluación es acertada o no, lo realmente importante es darnos cuenta que sólo nosotros podemos determinar nuestros destinos. Muchas veces el tiempo pone las cosas en su lugar y aquel que no servía para alcanzar su meta logra ocupar una posición más alta que aquel consejero o mejor dicho mal consejero. Justo en este punto deberíamos recordar la pirámide de Maslow:
Antes de pedir una opinión sobre nuestro potencial y factibilidad de alcanzar nuestras metas, ubiquemos correctamente, primero donde estamos nosotros y segundo donde esta nuestro consejero o posible facilitador en la pirámide de Maslow.
- Tengamos presente que nuestro destino depende de nosotros, de nuestra voluntad, de nuestra perseverancia, de nuestra tolerancia, de nuestra honestidad con nosotros mismos y nuestra autoestima.
Si comprendemos lo anterior y convertimos dichas virtudes en nuestra energía nos daremos cuenta, que aunque sea difícil podemos escalar la pirámide de Maslow.
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Aunque sea trillado "si te caes 100 veces, levántate 101".
Aunque el mejor consejo es tratar de evitar a este tipo de personas, lo que sucede es que en la practica es casi imposible, siempre deberemos de acudir a un maestro, a un jefe, a un reconocido personaje en su habilidad para solicitar orientación o ayuda. Si es así, vayamos preparados a la entrevista o cita, no nos olvidemos nunca de las reglas enunciadas. Creo que si las seguimos vamos a salir con cosas más positivas que negativas. Y no olvidemos "Nuestro futuro no se adivina se hace".
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