sábado, 2 de junio de 2007

Infinito - Capitulo 2 - Tierra

Capitulo anterior Génesis.

El infinito aburre. La inmensidad aburre. Lo desconocido aburre. Al principio parecen interesante, y atraen nuestra atención. Si la distancia a recorrer es corta para descubrir o conocer aunque más no sea una parte del infinito, la inmensidad o lo desconocido, entonces el interés se mantiene activo, en caso contrario otras cosas más cercanas atraerán nuestra atención dejando en segundo plano esas cuestiones trascendentes. Exactamente esto sucedió y además algo inesperado produjo un vuelco en mi mente y mi corazón. ¡Maya!. Ese nombre comenzó a sonar insistentemente dentro de mis pensamientos y sentí una revelación, mi nombre no era Juan como supuse en un primer momento, mi nombre era Maya. La cuestión de genero o de sexo, que se mostró opuesto, me desconcertó al principió, pero algo con una fuerza y energía difícil de medir apareció ¡mi espíritu!. Dicha fuerza me hizo comprender, sin necesidad de palabras, que la aventura que había comenzado debía continuar y que lo que había hecho hasta ese instante estaba bien.
Mi espíritu sería de ahora en más el protagonista para realizar las cosas que mi mente y mi corazón ordenaran hacer. Él sería el medio para conseguir y llegar a mis objetivos. Por eso mi nombre, mi genero, mi sexo dejaban de tener prioridad y mi espíritu obtenía la autoridad e importancia necesaria para realizar mi obra.
Mis paseos por los espacios de oscuridad y de luz me dejaban intuir que algo faltaba a mi alrededor, que diera sentido a aquel gran espacio. En este punto mi espíritu me indicó certera mente, que en medio de tanto espacio lo que faltaba era amor. Entonces me alerto, "para que exista amor se necesitan dos cosas, primero un lugar finito que tenga una forma y presencia, segundo criaturas que habiten en ese lugar y que amen su sitio". La energía que llenaba todo el espacio estaba virgen, con plena potencia y estaba a disposición de quien quisiera utilizarla y moldearla. Nuevamente mi espíritu me alerto, "¡usemos esta energía! sólo necesitamos sonidos en distintos lugares del espacio, tanto en los de la oscuridad como en los de la luz, que vibren con una determinada armonía y en forma conjunta, para crear lo que tu mente y tu corazón anhelan". Lo que me decía era que necesitábamos música para crear lo que pensaba y además a varios ejecutores en distintos lugares. Mi espíritu tenía el poder y mi mente y mi corazón lo orientaban y lo alimentaba con la esencia que necesitaba. Espontáneamente le pedí a mi espíritu, que creara dos espíritu, que habitarían, uno en los espacios de la oscuridad y el segundo en los de la luz, serían independientes y tendrían libertad y voluntad propia. Además podrían elegir su lugar en el espacio que les asigne y podrían pasear libremente y cuando quisieran. La única condición que debían respetar y no cuestionar nunca era ejecutar la música siempre siguiendo mi dirección, yo era la única que sabía cual era la obra a crear y su destino final. Les regale un nombre, al espíritu de los espacios de la oscuridad lo llame Gabriel y al otro Lucifer. Ambos reconocieron su nombre y respondían a mis llamadas cuando los nombraba.
Desde el principio podían visitar y pasear por el espacio del otro, pero al momento de ejecutar la música debían estar en su lugar, sólo así se realizaría mi creación. Estas simples reglas se cumplían y por eso sentía mucho entusiasmo porque muy pronto comenzaría a ver los frutos de mi obra. Cuando se ejecutaba la música todo tenía sentido y la armonía de los sonidos me hacían sentir que poco a poco ese amor que no existía comenzaba a colmar centímetro a centímetro los espacios. Gabriel y Lucifer ejecutaban con entusiasmo las notas musicales y se notaba una dedicación absoluta. Para agradecer su ayuda ordene a mi espíritu que les diera por igual un nuevo don, poder ver y sentir el nacimiento y crecimiento de mi obra. Y así fue.
En un instante y en varios momentos a la vez (lo que cuento es resultado de una sensación, ya que el tiempo todavía no existía) comenzaron a tomar forma muchos objetos en los espacios, todos redondeados, algunos brillantes y otros opacos. Todas las cosas que aparecieron salieron de mi mente y mi corazón. Comencé a buscar un objeto en especial, tenía que estar pues deseaba con todo mi corazón que existiera, allí vivirían las criaturas que permitirían que el amor estuviera para siempre. Justo en un lugar a igual distancia de la oscuridad y la luz lo encontré, era sencillamente hermoso y sin desearlo cree el color azul. Después supe que muchos más colores fueron creados por mi sin darme cuenta, resultado también de los sonidos de las notas musicales ejecutadas. Su forma era redondeada y con la luz necesaria para apreciar desde lejos su color azul intenso. Ya tenía pensado su nombre y a partir de ese momento lo llame Tierra. Reuní a Gabriel y Lucifer cerca de mi objeto más preciado, les deje contemplar su belleza y color y le dije como se llamaba. Nada les dije sobre las criaturas que vivirían en la tierra, ni cuando ocurriría.
El primer paso de mi obra estaba ahí, contemple nuevamente su belleza y supe que estaba bien.
Ahora el trabajo que seguía ya no sería tan fácil, pues había que pensar que cosas necesitarían las criaturas para vivir en la Tierra con todo ese amor que se pudo crear.

Autor: Roberto Hevens

No hay comentarios: