Infinito - Capitulo 5 - Primer Edad
Capitulo anterior Cambios.
¡Maya! Se encargaba de continuar su obra en otros lugares del ahora nuevo espacio, que llamaba universo y que gracias a ella se encontraba inmerso en un continuo cambio. En ese mismo instante comenzaba en la Tierra su primer edad. Volvía la calma después de una gran turbulencia y el hombre y mujer comenzaban a conocer, adecuar y amar su lugar. Los seres creados por Maya se denominaron a si mismos humanos y comenzaron a agruparse según sus afinidades, pero principalmente por su lengua de comunicación y cada grupo comenzó a conocerse por un nombre, dados a si mismos o por otros. Los grupos más numerosos se afincaron en tierras que se encontraban cerca de ríos y llanuras. Los otros en valles y en montañas. Y comenzaron a pasar los años y la paz y calma se podía percibir en cada lugar de la Tierra. Existían 6 grandes extensiones de tierra firme rodeados por grandes mares y océanos y 2 polos totalmente cubiertos por hielo y glaciares helados. A las 6 extensiones se nombraron así, Nortfolk, Feroe, Taka, Yaba, Muth y Pot.
El humano comprendía su existencia dentro de ciclos de tiempo que se repetían indefinidamente, pero siempre con diferentes circunstancias. Así conoció, tuvo noción y nombró a los segundos, a los minutos, a las horas, a los días y a los años. Los días tenían luz y oscuridad que se mezclaban con más intensidad y plenitud una sobre la otra según la hora del día. Cuando el sol surcaba el cielo de este a oeste había predominio de la luz y cuando el cielo se llenaba de estrellas luminosas y la luna se dejaba ver el predominio era de la oscuridad. Las estrellas, el sol y la luna fueron creados y moldeados por acordes musicales especiales muy bellos, que durante la música de Maya se percibían con intensidad y admiración. En esta primera edad no se sabe cuanto tiempo les llevo a los humanos conocer y nombrar a las cosas y aprender a sobrevivir. La vida para ellos nunca fue fácil, más que nada por el duro trabajo de aprender sobre sus sentimientos y su destino mortal. Mientras los seres humanos pasaban sus obstáculos para vivir en la Tierra, Gabriel y Lucifer, maravillados por la belleza que ellos ayudaron a moldear, se encariñaban más y más con la tierra creada para los hombres y mujeres. Gabriel era el señor de las aguas y los vientos y los humanos lo nombraban Ix. Para los humanos el era un dios y vivía en los mares y en los océanos y tomaba formas de grandes olas o grandes tormentas o fuertes vientos. Amaba a los humanos e intentaba ayudarlos en lo que necesitarán y los escuchaba antes que hablarles. Como señor del agua podía fluir, pero también golpear. Le gustaba pasear por las costas por las noches y ver como los seres humanos adecuaban su lugar, muy pocas veces se adentraba por los ríos, porque no deseaba interferir de ninguna manera en los asuntos de sus habitantes. Lucifer era el señor de las montañas, de los bosques y de los hielos y lo nombraban Ar. Para los humanos también era un dios y vivía en el interior de las montañas y bosques y en los glaciares de los polos. Podía tomar muchas formas, fuego, hielo, roca, pero lo que lo diferenciaba de Ix era que podía presentarse a los ojos de los humanos con una forma similar a la de ellos, con mayor altura y belleza. Le gustaba más hablarles que escucharlos y si bien en ocasiones ayudaba a los humanos, siempre lo hacía con algún interés o esperando algo a cambio. No le gustaba las cosas que realizaban, si no tenía que ver con lo que el quería.
Ix y Ar podían comunicarse con los seres humanos cuando estos dormían hablándoles en sus sueños y así lograr transmitir una orientación, ese era siempre la intención de Ix, o transmitir una influencia interesada, esa era siempre la intención de Ar. Muchos años transcurrieron hasta que Ix y Ar tuvieran su primer enfrentamiento en la Tierra, el motivo la ambición de poder absoluto sobre la Tierra.
Autor Roberto Hevens
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