lunes, 11 de junio de 2007

Infinito - Capitulo 4 - Cambios

Capitulo anterior Seres.

Realmente la creación del tiempo le dio sentido a mi más reciente creación, hombre y mujer, porque su existencia no la podrían valorar ni percibir si no existiera. Para completar mi creación mi espíritu les entrego a cada ser un espíritu, similar al de Gabriel y Lucifer, que sería la energía vital para su supervivencia. Además les agrego por partes iguales las esencias que poseían mis dos primeras creaciones y otras cosas que convertirían a mis seres en algo único y en cada caso un ser irrepetible, la diferencia entre mis amados seres y mis amados Gabriel y Lucifer, era que hombre y mujer serían desde el principio y por siempre mortales y que su mayor poder estaría en la libertad para elegir sus caminos y el principio y fin de las cosas. Mis seres serían los amos y señores de mi querida tierra y podrían disponer de ella con su libre albedrío. Envié a Gabriel y Lucifer a acomodar ciertas cosas en la tierra que todavía no terminaban de moldearse a las necesidades de mis seres. Gabriel se encargo de las aguas, de las lluvias y de los vientos. Lucifer de las montañas, de los bosques y de los hielos. Esta tarea produjo grandes cambios, acompañados de gran turbulencia en la tierra, que mis seres no llegaban a comprender quien las realizaba y por qué, cada uno hizo una interpretación de lo que veía y oía, así nacieron mitos, creencias y leyendas, ya que nadie podía ver a Gabriel y Lucifer, sólo podían apreciar sus obras. Cuando terminaron los cambios volvió la calma a la tierra, entonces los hombres y mujeres se agruparon y ocuparon distintos lugares por toda la tierra para vivir. Cuando soñé mi más preciada creación los vi de distinto color de piel, distinta estatura y porte y distinta lengua para comunicarse, y así fue que hubo razas y lenguas distintas en la Tierra.
Gabriel amaba a mis seres en silencio y trataba de ayudarlos de forma desinteresada en todo aquello que necesitarán y le encantaba permanecer en la tierra para manejar las aguas, las lluvias y los vientos. Al principio Lucifer también amaba y ayudaba a mis seres en forma desinteresada, pero poco a poco ese amor desinteresado se convirtió en un amor posesivo y destructivo. Quería que mis seres usarán su libertad para adorarlo y someter la voluntad del hombre y la mujer a su propia voluntad y poner bajo su orden a todos los seres de la tierra.
Desde el principio había decidido no entrometerme en los asuntos de mis seres ni habitar en la tierra. Los dones, poderes y sentimientos que les di los ayudarían a alcanzar sus destinos, a enfrentar a cualquiera que quisiera someterlos y los llevaría siempre a sobrepasar cualquier obstáculo. Una de las cosas que le entregue sólo a ellos fue el sentimiento de felicidad y también la fortaleza para obrar empujados por sus emociones y así lograr realizar con sus dones objetivos, que sin ellos serían imposibles de alcanzar. Además contaba con el amor de Gabriel hacia ellos para solucionar cualquier cuestión inesperada, que pusiera en peligro la existencia de mis amados seres. Lucifer era necesario y el sabía en lo más profundo de su espíritu que nunca tendría éxito. Los dos, tanto Gabriel como Lucifer estaban enamorados de la Tierra y mis seres, tanto que llegaron a olvidarse que fuera existía un espacio infinito todavía por descubrir y crear. Deje que esto fuera así porque mi visión me mostraba, que con ellos dos en la tierra, existiría ahora y por siempre un justo y necesario equilibrio, para que mi creación fuera lo que mi amor quiso cuando pensé mi obra. Gabriel y Lucifer se quedaron encadenados a la bella Tierra, atraídos por su belleza y porque todo estaba por hacer y estuvieron presentes en todas las historias que sucedieron y se contaron con el devenir de los años, aunque nunca hombre o mujer los pudo ver con sus ojos.
¡Maya! ¿cuanto tiempo paso desde la ultima vez que pronuncie mi nombre?, no podía contestarme esa pregunta porque no estaba bajo la influencia del tiempo. Los espacios de la oscuridad y de la luz tenían muchos objetos ahora y algo importante, a causa de la música de mi creación, dichos espacios ya no estaban separados, estaban unidos y mezclados, ¡juntos!. Ahora el espacio era un todo de oscuridad y luz. Entonces, mi espíritu me alerto.."tenemos que completar el espacio con otras cosas, en otros lugares, lejos de la Tierra, donde hace falta amor..". ¿Tendría que dejar la Tierra pensé?. Mi espíritu me dijo, que nunca estaría lejos de la tierra porque él, mi espíritu, era infinito y si fuera necesaria alguna obra o acción se realizaría, sólo necesitaba poner mi atención en otro lugar, que siempre podría ver y escuchar a mis seres tan amados. Y así sucedió. Traslade mi atención a otro lugar de este espacio virgen y pude comprobar que todo lo que pasaba en la Tierra lo sentía y lo comprendía. Entonces pude continuar con mi obra y sabía en lo más profundo de mi ser que nada nunca igualaría mi creación de la Tierra y mis seres más amados.
Con el tiempo vinieron las historias. Con las historias las grandes aventuras, que llenaron la Tierra de proezas y leyendas que dieron sentido a lo que se llamaría raza humana. Hubo grandes reyes y reinas, hubo héroes, hubo poetas y artistas, pero por sobre los errores y los fracasos hubo grandes hombres y mujeres, que demostraron con pequeñas y grandes cosas, que amaban la Tierra su lugar y en ella existía amor. Comprobé que lo que me dijo mi espíritu se cumplió..."para que exista amor se necesitan dos cosas, primero un lugar finito que tenga una forma y presencia, segundo criaturas que habiten en ese lugar y que amen su sitio".

Autor: Roberto Hevens

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